Sí el compositor Marvin Camacho anuncia un viaje sonoro embarcado en “La Nave de los locos” de El Bosco, no puedo quedarme indiferente. Nadie debería en realidad. Todos conocen la emblemática obra del maestro flamenco, su trabajo es la puerta al abismo más profundo jamás imaginado, tanto así que seguimos cayendo y hoyando en su oscuridad. Sin embargo, en la línea de su trabajo sobre la obra de Cervantes y Dante, Camacho se adentra en El Bosco guiado por el poeta Khalil Gibran, por su poema “El loco”, algo inesperado, al menos para mí. A esto se suma la utilización de técnicas extendidas en el “piano preparado”, con la intención de buscar sonoridades que remitan a la iconografía de El Bosco en su “nave”, para ser más específica, a la sonoridad de ese Laúd que ocupa el lugar central de la obra. Y esto no es casual, el Laúd aúna oriente y occidente. Camacho escucha a El Bosco y a Gibran unidos por este instrumento. La “mística” del Laúd presente en este “viaje” mantiene su incógnita.
El estreno de la obra esta vinculado con el proyecto del bailarín y coreógrafo David Calderón, actualmente dedicado a la exploración de “La Nave de los locos” en comunión con otros creadores y creadoras costarricenses. Calderón propuso abrir las puertas al laboratorio de estos creadores, quienes le acompañan con su obra plástica y sonora… Viaje terrible, como la vida, locura última, sagrada locura de la mortalidad y sus mitologías, de las búsquedas de sentido a lo que no es más que biología.
Sin embargo, Camacho inquieta al oyente, porque la suya es siempre una invocación chamánica. El compositor parece encontrara en “La Nave de los locos” una oportunidad de conocimiento, de saber abierto a otro abismo aún por vislumbrar. No lo sé, observaré cómo evoluciona este proyecto de David Calderón, y continuaré a la escucha de esta nueva “suite” de Camacho.
Marvin Camacho frente a El Bosco, en definitiva, inquietante.
Por: Susan Campos Fonseca – Fuente: www.susancamposfonseca.com